jueves, octubre 09, 2008

Sobre Mr. Iturrino

Es poco lo que me acuerdo de Mr. Iturrino. Cuando llegué a la escuela superior había un bibliotecario, Mr. Iturrino. Su pasatiempo, el leer el diccionario. Fueron muchas las veces que entré a la biblioteca y lo ví recostado sobre un diccionario. Mi amigo y maestro de ese mismo tiempo, PapoVives Heyliger le decía ¨Kimosave¨, recordando aquel nombre con que un indio llamaba al Llanero Solitario. Ni hablar del vocabulario de Mr. Iturrino. De él aprendí a ver los diccionarios como un libro más, el cual hay que de vez en cuando, leer y estudiar. Vivía en los altos de lo que también era su cafetín en la esquina de la San Justo con la calle que bajaba de la plaza. Recuerdo cuando ponía sus discos de música clásica a un volumen que yo los podía apreciar desde la Farmacia San Rafael, donde trabajaba mi mamá. Yo miraba hacia los altos de la casa y de la cual solo veía las lámparas. Notaba todas las puertas que daban a la sala abiertas y de la cual salían aquellas voces angelicales. Aunque son solo pequeños momentos los que recuerdo, estos influyeron mucho en mis gustos musicales.

Por eso cuando veo esta noticia, no me extraña, ni me asombra.

El hombre que lee diccionarios