miércoles, julio 03, 2013
El Doctor Miguel (Papo) Vives
El Doctor Miguel Angel Vives Heyliger fue maestro toda su vida y enseñó dentro de la escuela y sigue enseñando fuera de esta. Papo Vives, como cariñosamente lo llamamos muchos de sus discípulos y amigos se ha dedicado en su retiro a escribir. Tengo la dicha de haber sido su estudiante, su amigo, compañero de inventos y compadre. Sus escritos, más que meras descripciones capturan el pensar filosófico de un ciudadano quebradillano que se preocupa por dejar plasmado el relato de como el vé y vió a la gente de su pueblo. Sus escrito bien variados van desde sus plantas, sus amigos y hasta sus mascotas. Disfruto mucho sus comentarios y descripciones de como el vé el mundo. Si quieres leer sobre los escritos de Papo Vives, puedes ir a estos dos enlaces:
http://escritosdepapo.blogspot.com/
http://papo-vives.blogspot.com/
lunes, julio 06, 2009
Una sorpresa
Si la quieren ver, esta es la dirección:
http://quebradillaspr.fortunecity.com/index.html
José Miguel Rivera
Sobre un quebradillano
La noticia en inglés aquí
domingo, marzo 08, 2009
Sobre la Calle Rafols - Por Papo Vives
Aquella, la calle Rafols, es una calle centenaria de mi pueblo que la ví desde pequeño poblarse de personas, asfalto, acueducto, acero, concreto, escuelas, colegios, urbanizaciones y caseríos. Donde desaparecieron los aljibes, las cunetas y las aceras cambiaron cada vez que se acercaba un año eleccionario. Donde ví desaparecer el Bienestar Público, el Hospital Público, la estación de leche, el laundry, la cabeza de la Calle del Carmen y la transformación del Rabo del Buey, su charca, su Samán, la casa de los Pintos, una casita de esquina donde Don Albizu Campos fue a tomar una siesta antes de su oratoria nacionalista en la plaza del pueblo y tantas cosas.
Inclusive el Teatro Liberty se fue apagando; aunque haya sido reconstruido y bien adornado, ya no hay la alegría de sus palcos, de su gallinero, de sus butacas. ¡Cuanto extraño aquellas presentaciones! Los Richardinis, Los Panchos con Julito, César Concepción y Joe Valle, aquel majestuoso cantante mejicano Antonio Aguilar, con aquella voz potente, en la parte más alejada del escenario y de aquellos micrófonos parecidos a plomadas,. La tristeza de Don Oscar al no poder traer a Miguel Aceves Mejía, cuyo costo era para aquellos tiempos de 600 dólares. ¿Cómo pagar una presentación donde escasamente tenía una cabida para 300 personas? ¿Quién podría pagar más de un ¨real¨ por ver al guapanguero, cuando todos éramos escasos en pesetas? Aquel sonido magistral de un audio de la RCA Víctor, donde la voz de un Arturo de Cordova, una Lamarque, una Victoria, un Fernando, de dos Pedros, un Jorge de un Solís, de Gardel o aquel magistral Mario Lanza en la vida de Caruso o la del Príncipe Estudiante. Aquella primera presentación en Cinemascope con Ann Blith en pantalla gigante, o aquellas maratónicas, Pasión y Muerte de Nuestro Señor en el Sábado Santo, o la primera vez que hubo que separar las funciones, para varones y varonas porque sencillamente, en una parte de la película aparecía escasamente una mujer dando a luz a una criatura. O donde tuvimos la oportunidad de ver a Fuente Ovejuna de Lope de Vega, dónde por primera vez se uso una fuente de agua fría.
En el 1950 como se llevaron a Miguel Marichal de mi calle, a Don Miguel Rodríguez y equivocadamente al republicano ultra plus de la calle, al Sr. Fidel Martínez y también a uno de los Venegas, con aquélla triste ley de la mordaza, ejemplo de las leyes de Bismark o de aquel senador Macarthi, americano que por poco nos encierra a nuestro Severo Ochoa, inclusive a la mente que produjo la bomba atómica, Oppenheimer y quien sabe si a Jesús si hubiese sido norteamericano. Recuerdo los apagones de la calle en el postconflicto correano, le dábamos el nombre de ¨Black Out¨ algo que luego sonó a leche y mantecado mezclado y batido con una Coca Cola que en sus ingredientes tenía algo de coca y que aseguraba sus ventas por el hábito que producía.
Los repiques de campanas, tanto de la Betances como de la Iglesias Presbiteriana y Católica llamando a un Angelus que pocos clamaban. Aquella inmensas procesiones que venía de lo alto del Rabo del Buey y se extendían hasta el ápice de la Calle del Hospital, aquellas Hijas de María vestidas de Blanco con una esclavina azul portando a la madre de Nuestro Señor, aquellos Días de Gracia donde la Iglesia Presbiteriana bien de madrugada cantaba por las calles, aquél famoso himno, Es Cristo La Roca el Ancla de mi Fe... ¡Qué maravilloso pasado y eso no es más que el principio, porque mi calle estuvo llena de vidas, de personas gloriosas, apellidos como Mejías, Jiménez, Hernández, Rivera, Martínez, Roca, Irivas, Reverón, Ávila, Badías, Álvarez, Luciano, Gómez, Marichal, Vázquez, Árias, Ríos, Feliciano, Abrams, Altreche, Hidalgo, Mercado, De Jesús, González, Del Pilar, Vives, Heyliger, Pérez, Rosa, Reverón, Lloveras, Venegas, Alago, De León, Silva, Cordero y otros que no puedo recordar, llenos de personas, pobres, humildes,sinceras,honestas,trabajadoras,espetuosas,socialistas,populares,republicanos,nacionalistas,pipiolos,protestantes, masones, católicos de todos los oficios, retablos de nuestra gloriosa calle. Un pasado generoso. Hoy quedan tres Viejos y algunos no tan viejos, don Pepito, doña Luz, don Mino, don Pochi, las hermanas Irivas. Perdimos a Elisa la de Pepito, la que hoy se llama María Luisa, hace unos días y a Carlitos Hernández. Nos estamos vaciando, la calle pierde su fisonomía espiritual. Que pasará Señor cuando ya no quede nada de nuestra Calle Rafols, sólo su nombre, en el vacío. Gracias por darnos nuestra Calle Rafols Sr., cuídala, devuelve a su gente en nuevas caras con el mismo espíritu.
sábado, febrero 21, 2009
Direcciones electrónicas de Quebradillas
jueves, octubre 09, 2008
Sobre Mr. Iturrino
Por eso cuando veo esta noticia, no me extraña, ni me asombra.
El hombre que lee diccionarios
sábado, septiembre 20, 2008
Bravo por el escutismo
miércoles, septiembre 17, 2008
Mas sobre la familia Heyliger - Por Papo Vives
La familia Heyliger de Quebradillas es originaria de Isabela, de una hija ilegítima de Don Eduardo Heyliger, cuyo nombre no recordamos, una hija de esta vino a Quebradillas de nombre doña Rosenda. Los hijos de doña Rosenda se llamaban, Ulises, Osvaldo, Miguel y Juan.
Ulises se fue a Lares como policía, Osvaldo se fue a Aguadilla a trabajar en la Central Coloso, Miguel murió joven y Don Juan se quedo en Quebradillas, fue sargento en la Primera Guerra Mundial y se hizo herrero y ebanista. Los hijos de Osvaldo al no saber escribir su apellido lo convirtieron en Geliga. De Don Juan nacieron 9 mujeres y dos hombres, uno murió joven y el otro se mantuvo soltero. Este apellido luego no será renovado en Quebradillas como apellido paterno y la tercera generación ya no lo usa.